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Rio Ceballos: Lemos no pudo

Especial para Tierra Libre Digital. Por Guillermo Lehmann. El domingo 29 de mayo, minutos antes de las 22, Gaspar Lemos junto a Mario Alfieri, recorrieron a pie poco menos de una cuadra desde el bunker de la UCR, al lado del municipio. Atravesaron una horda de fervorosos militantes peronistas que celebraban el triunfo de Sergio Spicogna. Se dirigieron al balcón del hotel 18 de marzo, se encontraron con el gobernador Juan Schiaretti y estrecharon las manos de Spicogna, reconociendo la derrota electoral. Fueron apenas 60 los votos que separaron al actual intendente Lemos del candidato justicialista: 3790 a 3730. A pesar del gesto valioso y representativo de madurez política, la sorpresa no dejó de manifestarse en las caras de los perdedores. Es que un mes antes de la fecha de la elección promocionaban encuestas que les deban una ventaja de 12 a 14 puntos sobre Spicogna. El mismo día, y antes de comenzar el recuento los radicales se agruparon frente al búnker de manera numerosa. Estaban expectantes y confiados. Tanto de que se acercaron al lugar Oscar Aguad, Mario Negri y el legislador Dante Rossi. Desde el comité radical provincial les habían comunicado que en una encuesta a boca de urna obtenían un triunfo con 8 puntos de ventaja. El impacto del resultado quebró la esperanza de permanecer al frente del municipio por cuatro años más. Sin el recuento definitivo de las 56 mesas en que se votó arrojó una gran cantidad de desprolijidades en las planillas que mantienen incierto el resultado definitivo de la elección. Desde el radicalismo se impugnaron varias mesas. En una docena se encontraron En ellas se advirtieron errores como la omisión de datos en el encabezamiento de acta, número de votos emitidos, sobres dentro de la urna y cantidad de ciudadanos que sufragaron. En otra mesa se observaron sobres con sellos de UPC, falta de firmas de fiscales con el apellido sólo del presidente de mesa, ausencia del número de sufragantes en la categoría Tribunal de Cuentas, entre otras anormalidades. Esta situación derivó en que la Junta Electoral Municipal resolviera la nulidad de 3 mesas. La medida fue recurrida por los cinco partidos que participaron de la elección, y a partir de ahora la próxima instancia se resolverá en la Justicia Electoral de la Provincia.
La fuerte polarización de la elección, y el desfase entre las encuestas previas y el resultado final, revelaron que la gestión Lemos no logró consolidarse en estos tres años y medio.
Desde el oficialismo la confianza en la gestión se asentó en la pavimentación de calles con aportes de los vecinos, construcción de playones deportivos, adquisición de nueva maquinaria y equipamiento, mejoras en la atención de salud, y refacciones en las escuelas e intensificación en planes deportivos entre otros aspectos destacados. Pero en la canasta de las críticas la GL no pudo establecer un clima de diálogo abierto. Los miembros del Ejecutivo mantuvieron numerosos conflictos con actores sociales, impusieron rigor extremo entre los empleados y en muchas oportunidades actuaron con soberbia hacia vecinos e instituciones. También se le reprochó la falta de agresividad en la política turística y comercial, y mayor gestión de obras y mejoras ante organismos provinciales y nacionales. En una apretada síntesis Gaspar Lemos no modificó sus modales ni su perfil que le impidió ser reelecto en 1995, en donde ni siquiera llegó a pasar la interna partidaria. Esta vez lo hizo con holgura, pero en la elección general no lo consiguió. En 2007 Lemos ganó la intendencia frente a cuatro candidatos del peronismo que fue separado y no tenía un candidato carismático. Cuando le tocó enfrentar a un referente de peso como Sergio Spicogna no pudo. Tampoco pudo con su carácter de personalizar la campaña de manera extrema, desdeñando los aportes de los radicales que le dieron interna, ni se preocupó en abrochar alianzas con otros partidos. Así las cosas, la indefinición del resultado por la anulación de esas tres mesas que será resuelta en instancias superiores mantiene en vilo a la ciudad. Pero más allá de esto el gobierno actual no pudo terminar de afirmarse, y de revertirse el resultado del 29 de mayo, estará obligado a modificar su temperamento porque el 63 por ciento de los ciudadanos le dijo no a ese estilo.

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